viernes, 16 de febrero de 2018

El corsé

Y lo que parecia una llamada de Dios que envolvía a cada poeta: escritores, pintores y dibujantes, escultores, cineastas, fotógrafos, diseñadores de videojuegos, músicos o bailarines en un éxtasis; no eran más que las ganas de que el planeta entero estallara en mil pedazos matando todo ser vivo, ganas de mezclar fluidos, ganas de sacar lo que hace que se remuevan las tripas, de que pare qlo que cuece mi cerebro, ganas de volver a ser niño, ganas de libertad, de reír, de hacer las cosas mal o no hacer nada, de atiborrarse a comer, de pegar una paliza a alguien, de llorar, de avergonzarse, de ser feo, diferente, extraño, impredecible, terrorífico, oscuro. Todo eso hizo que la rima se fuera por ahí a hacer lo que le viniera en gana, pues es libre de hacer lo que le plazca, y si alguien tiene algún problema con eso, que me lo diga que ajustamos cuentas en un momento, mientras el corsé que embutía las palabras en estrofas (y éstas en versos) se hacia jirones por todos lados hasta romperse, dejando ver las carnes del arte.

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esta puta vida por Adrián Jiménez Flores se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.