miércoles, 18 de julio de 2018

en la oscuridad

Cuando me quiero dar cuenta estoy de pie en la oscuridad. Estaba enmimismado, pensando en lo que me había dicho Juan esta tarde. Lo primero que pensé era que estaba en el pasillo en mi casa, en mitad de la noche llegando al baño. Pero tras unos diez pasos no lo encontraba, ni las paredes del pasillo, ni ninguna otra estancia, ni mueble, solo el frío y llano suelo con los pies descalzos. No puedo decir si tenia algo mas de ropa, simplemente no sentía ni frío ni calor. Mire donde mire está oscuro.

Los siguientes pasos fueron torpes, como si desaprendiera a andar, hasta que caí, sintiendo esta vez con todo el cuerpo el suelo frío y liso. Conseguí sentarme con las piernas cruzadas para pensar en lo que me estaba pasando. Debería de ser una alucinación, un sueño lúcido, parálisis del sueño o algo que no quería pensar. Pasaron horas, no sabría decir cuantas, y seguía en la absoluta oscuridad. Me pareció escuchar a alguien, unos pasos, de persona o de animal. Una presencia respirando, o algo, a lo lejos, así que pedí ayuda a gritos. Nada de eso, como si gritara en mitad del campo. No se todavía si estoy dentro o fuera de algún lugar. El caso es que la presencia se seguía escuchando como si ella a mí no me escuchara, así que me levanté y fui en su dirección, con un hola amistoso. La presencia no paraba de moverse. Yo aún estaba acostumbrándome a andar sin ver nada. La presencia parecía que sí sabia donde estaba yo, porque mantenía siempre las mismas distancias. Empecé a andar tan rápidamente como podía, y aún así la presencia mantenía la misma distancia, mas o menos, siempre un poco mas rápida que yo, como si se estuviera burlando de mí. No puedo estimar el tiempo que he pasado persiguiendo a la presencia. Ahora mismo la sigo escuchando, no se si es real o que me he vuelto loco.

Por otro lado, sobre todo al principio, tras las persecuciones debí desplomarme y quedar inconsciente en el suelo, todo esto sin darme cuenta, ya que de repente me despertaba, como siempre en la oscuridad sin saber como había llegado al suelo. Pero lo que mas me asustó es escuchar los susurros de la presencia al lado, echar la mano para notar qué es lo que había, y no notar nada. Ya no se ni cuanto hace que me pasó ese primer encuentro, pero ahora la presencia y yo nos comunicamos a través del silencio, roto por algún que otro susurro que se le escapa de vez en cuando. Aunque cada vez la noto menos. Me dió un tiempo por estar tumbado sin hacer nada, pero luego pensé que a lo mejor se puede salir de aquí, aún sin saber si estoy en un lugar externo o interno, me puse a andar. Ya cogí la costumbre de caminar sin mirar. No se si tengo los ojos abiertos o cerrados. No noto hambre o sed. No engordo ni adelgazo. No meo ni cago, no siento deseos sexuales. Apenas huelo mi propio olor corporal, pues no sudo. No me crece el pelo. No se si sigo vivo o he muerto, aunque he comprobado que pegar un puñetazo al frío suelo duele. Ese dolor se me pasa tras cada desvanecimiento, que es como si reiniciara mi cuerpo, si es que tengo cuerpo.

Ya noto cuando va a venirme un desvanecimiento, es una sensación de sueño, así que intento acostarme al suelo lo mas rápido posible, no vaya a ser que se me abra la cabeza. No recuerdo nada de mi vida anterior a esto salvo lo que ya he contado. Estoy hablando solo con la esperanza de que alguien pueda escucharme, una presencia, una persona, alguien que me pueda sacar de aquí. Ni siquiera puedo matarme. He probado con golpear la cabeza contra el suelo y lo mínimo que me da es un dolor muy intenso y ... que desaparece con un desvanecimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger

Licencia y demás chorradas

Licencia Creative Commons
esta puta vida por Adrián Jiménez Flores se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.